La invisibilidad de ser agricultora en Iringa
26 julio, 2018
La población de la ciudad de Iringa (donde el número de habitantes es de 158.989 según el censo de 2016) encuentra vulnerado su derecho a la alimentación, especialmente las mujeres, muchas veces debido a que son excluidas de la toma de decisiones quedando fuera de su alcance los ámbitos organizativos, productivos y ciudadanos.
Bien es sabido, que en una amplia gama de países y culturas, la mujer sigue representando el pilar fundamental de las familias, donde no sólo se encarga de las tareas domésticas, también las económicas y se responsabilizan del cuidado de todas sus personas más cercanas. Muchas veces, además de estas labores realizan otras labores que provean a sus familias de ingresos que les permita subsistir.
En Iringa, más de la mitad de ellas se dedica a la agricultura y, sin embargo, es notorio que no llega al 15% el porcentaje de ellas que poseen tierras. En el año 2015 se incluyeron cambios en la Constitución tanzana relativos al derecho de las mujeres sobre la tierra pero aún queda un largo recorrido por hacer. Es necesario fomentar proyectos y programas que reconozcan y amplíen tanto sus capacidades, como conocimientos y experiencia que las empodere y les dé mayor autonomía y visibilidad. La desigualdad social y de género es un problema estructural que exige la intervención de políticas públicas que generen programas agrícolas con enfoque de género.
Agrónomos Sin Frontera ha empezado a fomentar la implementación de huertos urbanos en la ciudad de Iringa gestionados única y exclusivamente por mujeres a través de los cuales se las forma en nuevas técnicas agrícolas avanzadas que puedan implementar en sus propios hogares para mejorar la dieta de sus familias y aumentar sus ingresos. Se desea formar a grupos de mujeres en técnicas avanzadas de agricultura urbana que puedan acabar implementando en sus hogares.